El futuro cercano al que aspiramos seguramente diste mucho de la mayoría de futuros que vemos en el cine de ciencia ficción. En muchas ocasiones, se piensan y se establecen guiones, intentando asemejar las historias a futuros posibles que se cree que se podrían producir con el paso del tiempo. Pero la mayoría de las veces ese futuro nunca llega. Es entonces cuando la maquinaria industrial y tecnológica escoge estas historias y posibles futuros como utopías a las que alienarse con el fin de concretar un camino a seguir.

Dentro de estas ideas, el cine de ciencia ficción, tal y como lo conocemos, también concibe futuros posibles, aunque sea a medias. Por ejemplo, el futuro del que nos habla Blade Runner (Ridley Scott, 1982) podría ser viable, pero no en el lapso de tiempo en el que se establece en el film. Recordemos que narra la historia de los replicantes, humanoides creados para ser esclavos en las colonias extraterrestres humanas.

Despojándole la épica a la película, y quedándonos con el hecho de construir robots inteligentes con apariencia humana para realizar trabajos que nosotros como sociedad no podríamos hacer, es una cuestión más que probable que suceda. De hecho, ya se han dado casos alrededor del mundo en los que los robots están empezando a hacer trabajos (históricamente hechos por personas) para el ser humano.

Incluso ya está abierto el debate sobre la inteligencia artificial y la conciencia de las máquinas. Es en este sentido, en el que el cine suele adelantarse y no especificar ciertos debates abiertos en la actualidad. Por ejemplo, en la película Yo, robot (Alex Proyas, 2004) este debate sobre ética robótica se sustituye por literatura de ciencia ficción, en este caso, la de Isaac Asimov. Generando, por lo tanto, un carácter y una connotación negativa, recuerdo la primera vez que vi esta película, con 8 años de edad me dejó un impacto muy grande sobre el poder que podrían llegar a tener las tecnologías sobre nuestras vidas.

Es una conclusión lógica pensar que la ciencia ficción, y por lo tanto la tecnología y la ciencia que aparece en ella, suele tener un carácter oscuro para con el ser humano. Quizá habría que plantearse, que más allá del género en sí, el ser humano observa los cambios históricos con cierta mirada reacia, lo que le hace siempre estar en tensión frente a cualquier tipo de cambio en el orden de las cosas.

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO